Gracias Jona y Matias por posar |
Al finalizar la primera década del siglo veintiuno, se ha instalado definitivamente en el argentino el Ser exitoso.
Todo lo que se hace busca el éxito, de lo contrario no existe.
Aplastada la cultura de la paciencia y el esfuerzo, no hablemos de obligaciones, y mucho menos la exigencia.
Exigir es un pecado capital.
Nada es sólido, todo es liquido dicen los nuevos manuales del compartimiento humano, no se puede enseñar, hay que debatir y aprender de los que menos saben, como quien dice, nivelar para abajo
El descenso en el nivel educativo argentino no parece preocupar a la la crema insoluble que nos gobierna y a la que pretende gobernarnos.
Los Medios grandes construyen una agenda mediática, que también es tomada por los medios satélites, y crean la realidad según su conveniencia.
Pero ¿esto es realmente asi?,¿la realidad se construye de ese modo? Hemos convertido la vida en una historieta y esto nos invita a repensar como salir de la marea de lo únicamente exitoso.
El ya y ahora nos envuelve, nadie, al parecer, pretende dejar buenos recuerdos en la memoria de quienes nos sucedan en la vida.
Hay que ser mimado, mirado, aplaudido, aunque se que mañana me arrojaran a la papelera de reciclaje.
Todo gira en torno al ombligo propio, no existe el nosotros, sino el aquí estoy yo.
El resultado es optimo
¿Acaso no son esos los modelos buscado? cuando vamos a los festivales a levantar carteles que una empresa astutamente pone en nuestras manos.
El éxito consiste en ser mirado por el televisor.
El Pesebre nos cuestiona
Justo ahora la Navidad que nos presenta
el Nacimiento pobre de nuestro Salvador, el Hijo de Dios nos invita a mirar otra manera de vivir, la vida debe estar asentada sobre leyes no escritas, pero firme eternas.
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