¿En qué rincón de la infancia se han quedado?
¿Quién asesinó la fantasía que nos llevaba a remontar la imaginación en busca de un ignorado planeta?
Parque La bicicleta |
Hacer un barrilete en casa era una obra artesanal, no exenta de ingeniería, todo debía ser cuidadosamente calculado, desplegar las páginas del diario, armar el esqueleto de cañas, fabricar el engrudo con la harina que nuestra madre nos permitía usar entre rezongos por el enchastre que dejábamos en el piso.
Confeccionar la “cola” con tiras de género, con medidas exactas para evitar que colee con el viento, y poner el hilo de tal manera que el timón funcione bien.
Todo un arte hacer el barrilete.
Y luego la emoción de verlo volar, tal vez hasta el infinito, aflojando lentamente el piolín hasta que tome altura, y el peine ubicado estratégicamente al medio del hilo. Que emitía un sonido, que nos parecía único.
Pero la pregunta sigue sin respuesta:
¿Dónde están los barriletes?
Los chicos ahora no tienen que fabricar nada, todo viene hecho, sin motivación, sin magia. ¿Alguno de ellos recordará alguna vez al barrilete?
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
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