“Se dice de mi, se dicen tantas cosas, mas si el vuelto no interesa, porque pierden la cabeza ocupándose de mi.
Yo soy asi.
Fue una niña muy esperada.
Hija de una trabajadora domestica y un padre recto y consejero, encargado de la educación de sus hijos por medio de códigos y rituales.
A pesar de nacer en una familia numerosa, muchos decian que hacia falta.
Durante su gestación, los oráculos y las profecías vaticinaban que seria una niña muy locuaz, y que “hablaría” cosas que estaban ocultas en lo secreto.
No faltaron los desconfiados y se preguntaban “que llegara a ser esta niña” y no mostraban entusiasmo por su llegada.
Al nacer no hubo incienso, pero si mucha alegría en los preferidos del Señor, la niña no tenia rizos dorados ni ojos celestes, se parecía mas a su madre que a su progenitor, que sin embargo le dio su apellido a la recién nacida.
Eso si, no sufrió el mal del ojeo, por que no vinieron muchos a conocerla.
Por razones económicas nunca fue al pre-escolar ni a una escuela privada.
Pese a no ser la consentida de papa, no es una niña triste, al contrario, ríe mucho y alegra a quienes la frecuentan.
No ha sido cortejado oficialmente, pero ha recibido muchas promesas de amor eterno, pero ella, cual cenicienta que ha perdido un zapato, espera al príncipe que venga a calzarla.
Mientras tanto no permanece en la “pavada” del tiempo contemporáneo y se dedica a llevar ánimo a enfermos, ancianos y presos, a consolar a los que sufren y mantener la esperanza de los que dudan.
Como dijera San Benito "Ora y labora"
Foto: Padre Rubén Melchiori en su espacio matinal
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