Sábado para la nostalgia
El despertar la vida en la colonia Perfección se oculta, en la
inocencia adolescente y las cavilaciones adultas, pensando no sé qué hacer mañana, talvez nada y seguir pensando en la vida colonial, de casas con patio grande y mucho cielo.
Me gustaba caminar al oeste, la Capilla Santa Lucía, la escuela 6 Manuel Belgrano, la Casa Degregori y enfrente el almacén de Isidro Casse, todo estaba tan a mano, los huevos y la leche en nuestra casa, las verduras de las quintas de Palacios y de Maffey, nada más nos hacía falta.
Regresando de la casa de la abuela, detenerme en el camino, a la espera ver pasar a Alicia de vuelta de la escuela, aunque ella nunca lo supiera.
Al noreste la aviación, así decíamos al aéreo club, que estimulaba nuestra imaginación de volar y la pelota bajo el brazo para jugar en el campo de don José Merlo.
Al soñador lo encandila el amanecer, llega el tiempo de crecer, pero nunca de olvidar las etapas de la vida vividas con intensidad.
Vate Fantasma
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