Antaño recuerdo, el discurso servia para inaugurar o cerrar alguna actividad, eran pocos y casi nadie los escuchaba.
Un año lectivo, la toma de posesión de un mando presidencial o legisladores, cierre de una promoción escolar eran los motivos para decir algo.
Con el tiempo, el discurso paso a ser una propiedad de los convencedores, variando eso si, la tonalidad, esa expresión solemne del discurso y transformarlo en vehementes palabras, frases descalificadotas de algún posible contrincante y sobre todo, abundantes promesas.
Visto los buenos resultados obtenidos, hoy se ha convertido en una herramienta locuaz.
Así, se escuchan técnicos futboleros, periodistas, vendedores de místicas religiosas, ofertas televisivas de productos, que vaya a saber uno de tantas funciones que dicen realizar, cual en verdad necesita, por citar solo algunas.
Y ahora también los cantores suben a un escenario a cantar, pero en vez de cantar, hablan…
Y por casa como andamos?
Por que nosotros también hemos tomado al discurso como un recurso , tomamos la palabra en alguna reunión, charla informal o fiesta familiar y despejamos el área, sabemos todo lo que hay que saber, dejando sin palabras a quien podría tener alguna idea, una opinión, o la tímida intromisión…a mi me parece
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
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