A propósito de las reuniones por seguridad

 Habiendo participado en la mayoría de las reuniones realizadas con este fin, a partir de una elogiosa iniciativa de vecinos de Barrio Sarmiento, de los que hay que destacar la perseverancia y la búsqueda de actores comprometidos en pos de respuesta, algunos vecinos de otros barrios se fueron uniendo, y concretando reuniones en sus propios barrios.

Pasando por alto la insolencia de los Legisladores comprometidos con la ciudadanía por un voto popular, al que seguramente volverán cercanas las elecciones, ahora que Bisogni ya se candidatea para Gobernador.

Digo algunos vecinos, y no la mayoría como se dijo, ya que se notan ausencias significativas, como el área educación, ni gremial ni oficial, tampoco los comerciantes agrupados mostraron interés por este tema, clubes deportivos de gran arraigo en la ciudad, preocupados seguramente por sus giras competitivas,  y salvo excepciones como los clubes Cerro y Parque Sur, en cuyas instalaciones se realizaron reuniones, todos brillan por su ausencia.

Miro con respecto a las madres que han perdido un hijo, victimas de la inseguridad.
Aprecio el proyecto de la Diputada Felicita Rodríguez que da un paso importante  “urgente puesta en marcha de un plan de seguridad pública” y requerir a la Nación para que participe con las fuerzas federales

Esto no es para bajar los brazos, al contrario, queda claro, que si no se moviliza el vecino, lo demás es pura cháchara.
Dentro de las reuniones no todo es rosa, hay mucha bronca contenida que se suelta, y por momentos nos encontramos con una triste realidad, la separación que vamos creando, ubicándonos en bandos de honestos y deshonestos, y aunque vamos a pedir seguridad, a veces hablamos con violencia, cuidando nuestro territorio de invasores, pidiendo incluso a quitar una justicia garantista, como una solución, pensando tal vez que yo puedo tirar la primera piedra, una sociedad preocupada mas en pedir que en dar.

Es verdad que escuché palabras muy claras y significativas, que también animan a pensar que es posible conseguir mejorar esta situación.
Mi pensamiento es que todo comienza con la pérdida de la dignidad de muchas personas, demasiadas personas en nuestro país son pisoteadas, pérdida agravada con políticas sociales y leyes deformatorias de esa dignidad.
La educación es el pilar para formar ciudadanos, pero queremos una educación sólida en valores, sin ideologías cruzadas que confunden y deforman la personalidad del niño.

Señalar la violencia como un problema de género, esta alterando la realidad de la situación, la violencia es un mal que nadie deba sufrir.

Es verdad que los padres tenemos la Patria potestad sobre los hijos, pero para que sea efectiva, hay que fortalecer la familia, negando desde el estado aquello que la lesiona, y no acomodando las leyes y el código civil a las ideologías de moda.

Queda la pregunta ¿Dios vuelve a quedar fuera de la vida de los hombres?



Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina