El gran mal del mundo moderno es el
materialismo, que tiene su origen en el capitalismo primitivo que de hecho
considero al trabajo como una mercancía.
Semana Social
Este es el materialismo práctico de lo que el
Papa Juan Pablo II llama el “economicidio”, favorecido por el sistema socio político
liberal. (Laborem Exercens 7 y 8)
Allí esta el origen de todo el mal, ver en la
practica al trabajo exclusivamente según su finalidad económica, que suponía la
la convicción de la primacía de lo que es material. Este materialismo practico
llevo al materialismo teorico (Laborem Exercens 13)
La reacción socialista no fue capaz de ofrecer soluciones adecuadas, porque quedo
encerrada en la visión materialista del hombre.
En el materialismo dialectico, el hombre es tratado como “resultante de las
relaciones económicas y de producción (Laborem Excercens 13)
La Doctrina social de la Iglesia se aparta
radicalmente del programa del colectivismo, pero se diferencia, al mismo
tiempo, del programa del capitalismo, expresa Juan Pablo II en el número 14 de
la encíclica Laboren Excercens.
El colectivismo se aparta de la doctrina
cristiana porque niega la propiedad de los medios de producción.
El capitalismo
se aleja de la doctrina porque entiende mal el derecho mismo de propiedad.
La concepción de la propiedad en la doctrina
social de la Iglesia es adecuada, porque nunca se enfrenta al trabajo.
Para ella, la propiedad se adquiere mediante
el trabajo para que sirva al trabajo.
El Papa aplica estos principios al tema polémico
de la propiedad de los medios de producción y deduce que estos no deben
considerarse aisladamente, y menos contrapuestos al trabajo o instrumentos del
mismo.
El concepto de Socialización en Juan Pablo II
es deducido de la dimensión subjetiva del trabajo.
Hay que tener presente que la simple sustracción
de esos medios de producción de las manos de sus propietarios privados no es
suficiente para socializarlos de modo satisfactorio.
Los burócratas que disponen de esos bienes, cuando
estos han pasado de privados a propiedad de la sociedad organizada, pueden caer
también en la falta de respeto de la primacía del trabajo, y exigir injustamente
para si “el monopolio de la administración de los medios de producción.
En la
En la Encíclica, la estatización no equivale a socialización. (Laborem
Excercens 14)
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