No tenían la
Biblia ni al Papa Francisco, ni era una peregrinación organizada por el cura
del Pueblo.
No sabían nada
de Carl Sagan ni de Ludovica Squirru, solo los guiaba una estrella.
Es como
decir los guiaba Dios.
¡Que vergüenza
siento!
Nosotros andamos
creyendo en la rencarnación, en la cinta roja y el amasijo de San Cayetano y en
san la muerte.
Practicando
yoga para purificarme ¡que papelón!
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
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