Por Monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social
El segundo domingo de noviembre se conmemora en todo el país el “Día del enfermo”. El lema elegido para hoy es “Niños sanos, esperanza de la Patria”.
A veces he imaginado la vida que nace como una hoja en blanco para escribir una historia. Y vemos con dolor que algunos niños comienzan con una hoja recortada y con unos renglones ya escritos con historias de exclusión.
Y eso debido a que la mamá no ha recibido los cuidados necesarios desde que esa vida comenzó a crecer en su vientre. Ella misma ya tiene opacada la hoja de su vida y subestimados sus sueños.
¿No será necesario que la Asignación Universal por Hijo se aplicara desde el inicio del embarazo?
A veces se llega tarde donde ya se ha iniciado la vida.
Identificamos la niñez como una etapa de mayor fragilidad y vulnerabilidad. Aparecen los dolores de panza, de dientes… A veces también duele mucho, mucho la vida.
Es el tiempo en el que se necesitan vacunas, proteínas, vitaminas; alimentación equilibrada. También sol, aire puro, agua limpia. Abrigo, casa, ternura.
Allí tenemos que estar los adultos, siendo dadores y propiciadores de esas condiciones indispensables para el desarrollo de una niñez que crezca en salud plena. Parafraseando a Benavente, con cada niño que nace renace la humanidad.
La niñez es el tiempo en el que se incuban y amasan silenciosamente las oportunidades del futuro de cada niño y con él el futuro de la Patria.
Les decía que por el Bicentenario se eligió el lema “Niños sanos, esperanza de la Patria”. Podemos darlo vuelta y decir “Patria sana, esperanza de los niños”.
Porque sólo una sociedad enferma puede descuidar a los más pequeños y débiles. Sólo una sociedad enferma puede enfermarlos con un cielo sin estrellas y una mesa sin sonrisas y sin pan.
Es tiempo de reforzar nuestra oración y compromiso. No más niños enfermos por causas evitables. Hemos de renovar una utopía que no se resigna ni claudica ante el egoísmo y la injusticia.
Recemos también por las familias de los niños enfermos. Por tantos médicos, enfermeros, profesionales y voluntarios que se dedican a su cuidado con amorosa delicadeza. (Un gracias enorme para todos ellos.)
Jesús nos dijo: “Lo que hicieron al más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
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viernes, 12 de noviembre de 2010
A los niños, salud.
Etiquetas:
adicción,
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social
Ubicación:
Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina
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