Y la Virgen los juntó.
Lentamente, muy lentamente avanzaba la columna humana por calle San Martín de contramano, desde 3 de febrero al este, hacia la Escuela Normal.
Oraciones, cantos, suplica y alabanzas se oían en sus voces.
A las 19 el sol todavía calentaba las espaldas, pero todos seguían y se detenían brevemente para volver a reiniciar la marcha.
No había ningún ídolo, líder o poderoso delante de todos ellos, había una imagen, figura humana de María Santísima.
¿Era fe?
No busquemos el pelo al huevo, no indaguemos minuciosamente las razones, miremos con el corazón para escuchar el clamor del Pueblo de Dios.
Simplemente era la Fiesta de la Inmaculada, la Fiesta de la ciudad y allí estaban los hijos de la Madre de Jesús juntados por la Virgen.
Al culminar la marcha que se detuvo frente al Centro Cívico, subí a las escalinatas del mismo para tomar imágenes.
Confieso que me impacto la multitud, la única vez que vi una masa compacta, hombro con hombro fue durante el Congreso Eucarístico Nacional de Corrientes, acá en Concepción del Uruguay no la recuerdo.
Decía, no indaguemos minuciosamente las razones particulares que serán seguramente atendidas por la Madre para presentarlas a su Hijo Jesús.
Pero pensemos por un momento ¿a que fue tanta gente una tarde de sábado a apretujarse en la plaza habiendo tantos espacios libres y con distintos atractivos en la ciudad?-
Esa multitud, rebaño de la Iglesia interpela a quienes y me incluyo, nos auto llamamos evangelizadores, Pastores, laicos comprometidos, movimientos, grupos de oración escuchemos el aviso del pueblo.
Toda esa gente tiene fe, a la que hay que atender, ya, ahora mismo, sin perder tiempo, urge salir sin demora a llevar a todos al encuentro con Dios.
Fiesta de la Inmaculada Concepción
Colaboración de Grupo San Benito
II Domingo de Adviento - Ciclo "C"
“La justicia que Dios quiere”
La figura personal de este domingo es la figura del profeta (Habacuc y Juan Bautista).
Es su misión leer el momento, interpretar los signos de los tiempos, ver lo que está sucediendo. Es su misión transmitir la voluntad de Dios, decir al pueblo que Dios quiere de él, urgir una reacción inmediata, que siempre tendrá la dirección de una conversión a la justicia que Dios quiere.
La palabra de los antiguos profetas sigue resonando hoy en este momento histórico y nos ayuda a discernir las crisis de los tiempos y a orientar la dirección de nuestra conversión a la justicia que Dios quiere.
¿Quiénes son los profetas de hoy? ¿Cuáles son los signos de nuestros tiempos? ¿Qué exige de nosotros la justicia que Dios quiere?
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
El Derecero
Del español antiguo.
El Derecero:
Dícese del que anda derecho, que te lleva por buen camino
Corazón Derecero
Nadie es profeta en su tierra
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