Más allá de las
diferencias culturales, es significativo el hecho de ver , pese a enfoques políticos
diferentes de los gobiernos en los países que visitó el Papa, ver a una
multitud que se moviliza por otro ideal.
Es la vieja
humanidad que emerge por detrás del barniz ideológico intelectualizado y los
muros económicos que dividen, y aparece como una mancha de humedad en la pared recién
pintada.
El comunismo, el
nazismo, el mayo francés y los movimientos subversivos de los setenta agotados
en si mismo, no han logrado apagar el espíritu que habita en el ser humano que
busca elevarse sobre el pantano que lo aprisiona.
Así veo la
estela espiritual dejada por el Papa Francisco en América del Sur.
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
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