¿Somos
adictos al ruido?
Cada vez es
más difícil hablar en tono bajo en lugares públicos.
Vaya donde
vaya, siempre hay música o televisión con un nivel superior al de la voz de
muchos, obligando a gritar para conversar, o pedir algo.
En confiterías,
bancos, supermercados y hasta en oficinas públicas el ruido ambiente nos
mantiene en tensión.
Dicen algunos
sociólogos que está pensado para que no pensemos y actuemos por reflejos, como
un estímulo para consumir.
¿Será así?
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
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