Tengo en mi mano derecha la alegría del Evangelio, la alegría vista y vivida en la multitud que el domingo fue a la plaza para caminar junto a María y participar de la Misa en la fiesta patronal de la ciudad.
Una alegría de ver, que en medio de la confusión, mucha gente sigue confiando en Dios, sigue buscando en una persona, Nuestro Señor Jesucristo, la esperanza que puede salvar, la ayuda y la fortaleza para seguir.
Un desafío porque esa ayuda y esa fortaleza se construye con nuestras manos.
Pero también tengo en mi mano izquierda, la tristeza y el dolor de la intranquilidad social.
Otra vez el miedo se nos mete adentro, y vemos como el atropello es una razón, autoridades que llaman sedición al justo reclamo de los trabajadores, y por otro lado el vandalismo de los que no reconocen ni respetan otros derechos, porque acostumbrados a tener sin esfuerzo y se apoderan de lo que no les pertenece.
Estamos viviendo en un socialismo sin libertad social, un gobierno con funcionarios que se engordan a sí mismo, escondiendo la desocupación con dádivas y la mentira con el alto control de medios de comunicación.
Una pregunta a los políticos que dicen que hace 30 años recuperaron la democracia, que me digan donde la pusieron.
Toda la fe que ponemos en Dios y en Nuestro Señor Jesucristo, también depende de nosotros, pero nada puede desarrollarse en un país viciado, sin producción, no puede producir los bienes , nada puede construirse para hacer una Patria grande, y respetada.
Pobre Patria mía, canta Cuqui Lamboglia en las ráfagas musicales.
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
El Derecero
Del español antiguo.
El Derecero:
Dícese del que anda derecho, que te lleva por buen camino
Corazón Derecero
Nadie es profeta en su tierra
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