El reciente partido de básquet jugado entre Argentina y Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Río ha dado variados comentarios.
El Profesor Demkow apasionado de este deporte comenta hoy en Caminatas y conversas este partido desde una mirada alejada de la permanente búsqueda del éxito, y cerca de lo humano, algo muchas veces olvidado cuando se transforma al hombre en máquina.
Un grupo de deportistas despidiéndose del público y dejando sorprendido hasta sus rivales por esto que ocurría en pleno desarrollo del partido, en la cual ya no importaba el resultado, sino ver jugar su último partido a muchos de ellos.
EN ALGUNOS PAÍSES EL ORO OLÍMPICO SE DERRITE EN SUS PECHOS.
EN OTROS SE CONGELA.
Si Estados Unidos tuviera que contar en pocas palabras su historia deportiva con el básquet, seguramente involucraría a la Argentina por lo menos tres veces. La crónica diría así: “En el primer campeonato del mundo de 1950 Argentina nos derrotó y fue el primer campeón, a partir de allí hicimos crecer al deporte, lo profesionalizamos, creamos la NBA y fuimos admirados mundialmente por décadas, incluso acuñamos una denominación increíble Dream Team (el equipo de los sueños), hasta que la Argentina otra vez nos volvió a ganar y así recuperó su prestigio internacional. Pero lo que más nos confundió fue que en las Olimpiadas de Río 2016 en el partido que Argentina quedó afuera, el público no dejaba de cantar, por un momento parecía que estaban viendo otro partido. Pero los que estábamos en otro partido éramos nosotros- sigue el pensamiento norteamericano- Los jugadores argentinos estaban disfrutando junto a su hinchada. “Ellos” se estaban despidiendo, dejaban de ser humanos para convertirse en leyenda y los protagonistas que poblaban el estadio (tribunas y campo de juego) festejaban “el paso a la inmortalidad” y gozaban de estar presentes. El equipo de EE.UU tardó en darse cuenta, pero cuando lo hizo no sabía si debía seguir jugando, o irse. Ni ganando era protagonista. La fiesta era argentina y solo ellos entendían el porqué”.
Para aquellos sonidistas de la NBA que “matan” el silencio con grabaciones o para aquellos países donde siguen un partido de básquet como un encuentro de aficionados al golf, en Río 2016 los argentinos mostraron otra perspectiva: UN EQUIPO CON ALMA. Donde los que juegan y los que alientan comparten el “pecho caliente”.
El básquet con los años evolucionó en sus reglamentos, en la preparación física de los jugadores, en su altura y en sus técnicas. Inclusive se volvió más mecánico, cerebral e infalible en los aciertos. Pero este equipo argentino demostró lo que es “ser humano”, lo que es “tener corazón” y lo que es tener “huevos”.
Solo el futuro nos dirá cual es destino del deporte: Jugadores de play o humanos, hinchas pasionales o pecho frio”.
El Derecero
Del español antiguo.
El Derecero:
Dícese del que anda derecho, que te lleva por buen camino
Corazón Derecero
Nadie es profeta en su tierra
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jueves, 18 de agosto de 2016
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