El sábado 29 de junio de 1957, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, tomaba posesión de la Diócesis Mons. Jorge Ramón Chalup.
Fue nuestro primer obispo. Nos acompañó nueve años, hasta su muerte acaecida el 11 de julio de 1966.
Con los sacerdotes formó la primera Curia para que le ayudasen en el gobierno pastoral.
Con los laicos, que estaban trabajando en las asociaciones apostólicas, estableció los Consejos Diocesanos.
En su primer discurso expresó: “Organización sin caridad, muy pronto se convierte en burocracia” y así trató de vivirlo.
En el campo del anuncio de la Palabra de Dios organizó la Junta Diocesana y creó la Sede de la Catequesis. La formación de catequista por medio de cursos presenciales como también las lecciones preparadas por él que llegaban a todos los rincones de la diócesis. En esta época se pasó del Catecismo de las preguntas a los encuentros semanales para la Comunión y también para la Confirmación (antes cuando llegaba el obispo a cada lugar se juntaba a todos los no confirmados y ahí nomás se administraba el sacramento). Impulsó todas las ramas de la ACA y los grupos juveniles. La realización de Grandes Misiones Populares Se predicó varias misiones: en Gualeguaychú (1958 y 1965), en Victoria (1960), en Gualeguay (1962), en Concepción del Uruguay (1959), en 1º de Mayo (1959), en Tres Bocas (1961) con 300 confirmaciones, en Estación Urquiza. Muchos de los centros misionales hoy son capillas y sedes parroquiales. Favoreció las misiones rurales. Impulsó los Ejercicios Espirituales creando la Comisión Diocesana. A los sacerdotes los acompañaba en sus vidas y en la formación permanente por medio del retiro anual en dos tandas, donde conversaba con cada uno, como por los exámenes escritos que frecuentemente rendían para mantenerse actualizados en teología y moral. Por las vocaciones sacerdotales creó la OVE en todas las capillas y colegios, para rezar y recaudar fondos para becas; el Preseminario y el edificio del Seminario Menor que no alcanzó a ver terminado.
En su ministerio litúrgico al mismo tiempo que pedía que se cumplieran las rúbricas, se mantuvieran los elementos de la sacristía con pulcritud, se preocupó por la participación de todos los fieles. Abrazó con entusiasmo la renovación que trajo el Concilio Vaticano II, contagiando a los sacerdotes y a los laicos. Según testimonios recogidos el día que presidió por primera vez la misa en castellano y con el altar de cara al pueblo, la Catedral se llenó de gente y todos tenían una gran alegría. Através de la catequesis y las misiones populares buscaba acercar los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio para todos.
Lo que la sociedad de la época valoró más fue la dimensión pastoral, de diálogo con la cultura y la problemática social. Los constantes viajes por las ciudades, el campo y las islas lo pusieron en contacto con las necesidades y las esperanzas de los fieles, por lo que creo nuevas parroquias y capellanías. La gran creciente del 59 lo contactó con realidades de pobreza que, si no es por el agua, no se ven a simple vista. Estuvo con inundados, llegando hasta Ceibas. Impulsó en cada capilla la Fraterna Ayuda Cristiana, que pronto sería Cáritas. Escribió varias cartas alentando la colecta para la Lucha contra el Hambre. Promovió la creación de escuelas parroquiales y de religiosos. La creación del Profesorado Sedes Sapientiae fue una respuesta para los jóvenes del sur entrerriano. En 1965 impulsó la carrera de Servicio Social movido por el contrate entre la pujanza del Frigorífico Gualeguaychú y la pobreza de algunos barrios circundantes, según testimonio de su hermana Melchora. Acompañó a las empleadas de comercio organizando la FACE. Su preocupación por las familias se concretizó en la creación de secciones de la Liga de Madres de Familias en varias parroquias y capillas. Los religiosos y religiosas sintieron su cercanía paterna; llegaron las carmelitas y salesianos. Asistía a toda bendición o encuentro que las autoridades civiles, militares, escolares lo invitaban.
“Nuestro amado Pastor fue llamado por el Señor en la plenitud de su acción, cuando la pujanza de su piadoso ministerio cuajaba en hermosas obras en todos los rincones de la dilatada diócesis y cuando, después de participar del reciente Concilio Ecuménico, se aprestó a imprimir a su Diócesis la nueva faz proyectada por la Iglesia”, del Boletín “El Sembrador” de Santa Anita, 22 de julio de 1966.
Concepción del Uruguay,Entre Ríos, Argentina
El Derecero
Del español antiguo.
El Derecero:
Dícese del que anda derecho, que te lleva por buen camino
Corazón Derecero
Nadie es profeta en su tierra
Pasando la noticia
NOTICIAS del MUNDO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario